"A mi querida madre Rosario Ruiz, de la que tantas cosas aprendí, también el antiguo modo de preparación de este delicioso queso serrano."
El vínculo de la familia Ochoa Ruiz con la ganadería nace del sueño de Manuel Ochoa, quien desde niño soñaba con tener su propia explotación. Durante años trabajó en las minas de Préjano mientras pastoreaba ganado ajeno, hasta reunir 250 cabezas de su propiedad. Con ellas, se trasladó junto a su familia a Arnedillo, en busca de mejores pastos.
Más de 50 años después, el legado de Manuel continúa vivo. Su hija Isabel tomó el testigo y ha mantenido la actividad, transmitiendo la misma pasión y esfuerzo que caracterizaron a su padre. Ahora, su hijo Jose Manuel se ha incorporado con la voluntad de formarse como quesero profesional y asegurar la continuidad de una tradición familiar que sigue mirando al futuro.
Hoy, La Cilla sigue creciendo sin perder su esencia: una quesería familiar donde el tiempo, la dedicación y el saber hacer siguen marcando la diferencia.